La Seducción del Laberinto

Un hombre se descubre deambulando por calles desiertas en medio de la noche. No recuerda cómo ha llegado hasta ahí pero sabe que el amanecer está muy lejano, que tal vez nunca llegue. Su obsesión se revela en la medida que él continúa avanzando.


Cada obsesión nos atrapa, nos seduce hasta extraviarnos entre las paredes de un laberinto que se va ensanchando conforme avanzamos. Así encontramos a un novelista obsesionado con un hombre desnudo en medio de un pasaje bíblico, a un viudo que mira las polaroid que su mujer tomaba a la ropa comprada por catálogo, el gato de Cheshire reclamando la turbación de su creador o un gris burócrata que ha perdido la esperanza, todo mientras Dios decide tomarse un descanso dominical. 


Los caminos se entrelazan o se bifurcan a capricho, sin la esperanza de que algún Ícaro alce el vuelo. Cada poblador de este laberinto ha visto derretirse la cera que unía las alas a su espalda.