Las súplicas de Marino

Marino, el personaje central del libro, nació y se creó al amparo de una familia campesina, y en una comunidad rural de su país. Como todo ser humano, nació sexuado, nació con instintos sexuales.
Muy temprano, a la edad de doce años, siente una poderosa e instintiva atracción por las personas de su propio sexo. Empieza a tener y vivir aventuras homosexuales que luego lo llevarán a entender sus preferencias sexuales reales. A pesar de ello, su familia lo acepta tal como es; por eso no sufre tanto por ese dilema: heterosexual u homosexual. El problema aparece, cuando, después de graduarse como educador, llega a una comunidad intolerante a desempeñarse como maestro. Allí, cuando los miembros del poblado se dan cuenta de su preferencia sexual, le hacen la vida imposible. Lo denuncian en los Tribunales de Justicia por medio del complot, la calumnia y la conspiración. Vive en los juzgados un Proceso Sui Generis y, al margen de la Ley, es condenado y enviado a prisión.
Luego, cosa que no hacen los juzgados, a través de la investigación, logra comprobar su inocencia y sale libre del penal al que le habían enviado. En esos descargos de culpa, pide y suplica a los diferentes poderes del Estado ; actuar con neutralidad, con la verdad en la mano y sin corrupción. Hace pagar al Estado los errores de sus funcionarios y, aunque ya le habían destruido su vida, su profesión, su familia y realización personal; logra recuperarse relativamente.