La raíz de la riqueza

Creencias erróneas o coludidas
 
El primer factor que puede explicar por qué la mayoría de las personas no son ricas son las creencias erróneas sobre la riqueza y las creencias coludidas entre las creencias negativas y las positivas. 
 
Básicamente, el cerebro humano siempre intenta encontrar placer y evitar sufrir. Si algo está relacionado con las dificultades, tendemos a evitarlo. Por otro lado, si algo tiene una fuerte relación con el placer, nos acercaremos a él.
 
Si algo está asociado con el placer y las dificultades, nuestro cerebro estará confuso o neutral.
 
Cree es como un imán. Si la creencia positiva se mezcla con las negativas, no hay más "polar positivo" o "polar negativo". Nuestras mentes serán neutrales o confundidas como el metal normal.
 
Cuando estemos seguros de que "ser rico" es positivo, mientras que "ser pobre" es negativo, el polo estará mucho más claro, por lo que nos convertiremos en un "imán".
 
De hecho, la mayoría de la gente nunca establece conscientemente su creencia desde el nacimiento hasta la muerte. Si no establecemos nuestras propias creencias conscientes de la necesidad de ser ricos, sin darnos cuenta seremos arrastrados por palabras como "El dinero es la raíz de todas las malas acciones".
 
Ante los resultados, inconscientemente no queremos ser ricos porque no queremos ser malos. 
 
Por ejemplo: James tiene un amigo que es muy rico y tiene una casa muy grande y magnífica. Charles y Mary fueron a visitar a su amigo James. Al llegar a la casa de James, Charles le preguntó a Mary "¿No es bonita la casa?" Mary respondió: "No me gusta la casa grande, porque será difícil limpiarla", luego Charles dijo: "Si tienes una casa grande y magnífica como esta, es imposible limpiarla tú mismo".
 
El ejemplo anterior muestra que Mary tiene una creencia falsa, cada vez que veía una gran casa se estresaba porque pensaba que sería problemático limpiarla.
 
2. Objetivos poco claros
 
La segunda razón por la que no somos ricos es porque nunca establecemos un propósito o meta, o continuamos cambiando nuestro propósito, por lo que no está claro.
 
Es importante para nosotros establecer metas, ya que sin un propósito nuestro movimiento no tendrá ningún objetivo.
 
Ejemplo: cuando sales de casa y luego detienes un taxi. Después de eso, el conductor te preguntaría "¿A dónde vas?" Y tú dices "Lo que sea". Hay dos posibilidades que sucederán, el primer conductor lo llevará por la ciudad y luego lo llevará de regreso a su casa. El segundo, el conductor lo llevará y luego lo llevará a un lugar que no le guste.
 
Lo mismo pasa en la vida. Si no especifica exactamente cuál es el propósito de su vida, perderá tiempo, energía y dinero. Tendrá dificultades para perseguir sus objetivos. Además, muchas personas, inconsciente o conscientemente, cambian su objetivo antes de alcanzarlo.