Los Partidos Políticos y el Populismo
El Gobierno de Luis Echeverría Álvarez (1971-1976)
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Descripción editorial
Locuacidad disfrazada de justicia social fue el signo del echeverrismo. La intención del gobernante no surgía de un desvarío. Luis Echeverría recibía un país con profundas desigualdades de obligada corrección a riesgo de enfrentar una crisis que, con todo y sus “buenos propósitos”, finalmente estalló. El periodo estabilizador de los años previos había acercado una apreciable dosis de estabilidad. El “milagro mexicano”, como fue conocido, aportaría un vigoroso crecimiento económico, sumido en la desigualdad, y una sólida estabilidad política, espoleada por el autoritarismo, que el gobernante ofreció enmendar, pero lo intentó desde las ocurrencias y la imposición. Su talante autoritario enmarcaría su desbordado protagonismo. Todo lo sabía. No existía tema que desconociera. En su psique podía cambiar lo que quisiera. De su voluntad los problemas se resolvían, dando por resultado un periodo espoleado por la inestabilidad, tanto que su decepcionante retiro tuvo lugar bajo presagios de un golpe de facto.