Lo natural el arte
Descripción editorial
El Sabio es, sobre todo, el hombre enteramente natural. «Los que no se amilanan ante lo natural ni se regodean en lo artificial; ésos están cerca de la perfección». Lo artificial es la preocupación por las cosas del mundo manifestado, y aplicarse a ellas se denomina «errar el blanco», como la gente que «se ajetrea amontonando más riqueza de la que puede usar» y los «funcionarios que hacen de la noche día en sus esfuerzos por abarcar sus fines». «Se ha dicho que lo natural mora dentro y lo artificial fuera. La virtud mora en lo natural».
Posiblemente el primer contacto de Occidente con los principios taoístas haya sido a través del arte. El gran florecimiento artístico chino de la dinastía T’ang (cuyos miembros decían ser descendientes de Lao-tse) y de la dinastía siguiente, la de los Sung, fue principalmente de inspiración e influjo taoísta; el taoísmo era en esa época la religión de la corte. Por cierto, una de las diferencias fundamentalísimas entre Oriente y Occidente está en los principios que rigen el arte. El arte extremo-oriental nunca ha sido imitativo; sus intereses están en el dominio metafísico y espiritual más que en el humano. «Expresa una concepción del universo; una visión de totalidad; una liberación de la lucha por la existencia que subordina todo a intereses y prejuicios humanos; una salida del espíritu a las soledades, intrépido y exultante».