Poemas de números y series infintas

El poemario está concebido considerando que nuestra realidad esta imbricada inexorablemente ante números, no todos conocidos. Aún habrá muchos por descubrir. 

Mantiene un hilo metafórico en la expresión de ese conjunto o series de números que de forma borrosa e inexacta, infinita nos pone frente a nosotros sus hechos, sus sueños, los recuerdos. Los ideales, y su comprensión e interpretación, y muchas veces su aceptación con sin explicación. Intenta buscar un orden en estas metáforas y por ellos trasgrede la palabra exacta, y se refugia en las imágenes, en el caos, en lo onírico, en elementos surrealistas pertenecientes al inconsciente, que intentan entender o situarse en nuestro contexto actual. La casa infinita es uno de los fragmentos del poema que ubica el lugar donde el poeta nace, y pasa sus años de juventud. Recuerda la cabalgata a caballo que solía realizar en las tardes, cuando caracas aún esta urbanizándose, y rememora el manantial donde los alazanes descansaban a beber luego de sus paseos y cabalgatas guiadas.

Hoy en día algunos de sus elementos han desaparecido en aquella casa (Tapiola 303), pero persiste el trinar, el craquear de las ranas, que incitan  a desbordar la imaginación, cuando  es la hora de buscar conciliar el sueño. Los hallazgos de la naturaleza, la noche, la luna deambulan el imaginario del poeta.

Se siente que la búsqueda de lo cierto esta en el manejo persistente de esa incerteza, del caos y toma entonces el manubrio y sus ruedas como una extinción de lo incierto, donde se rememora el querer asir del control.

El tiempo padece de ese ensanchamiento proveniente de lo inexacto, de soltar la realidad quieta, y buscar en las imágenes esa fuga hacia otras dimensiones de lo sensorial dice textualmente “Mi tiempo no es el nuestro/caí frente el imaginario” o cuando cita que esa realidad exacta racional no es suficiente: “¡Oh de qué estamos hechos!, si son sólo  huecos, orfandad”. Y esa misma realidad insuficiente lo lleva a aseverar “Es más el desconcierto en que me encuentro,/ y ya no sé quién era.” Inclusive el poema en su inescrutable trama lleva al poeta a decir “He renunciado

 a tus palabras,/a la caricia/de la gota blanca/cuando toca”. Y en esa indagación, en una especie de introspección a preguntarle hasta al infinito por los destinos, por una interpretación válida de los hechos, de los sueños, en el fragmento llamado “No calles Infinito”. Y ya al final, casi hasta le da muerte al infinito y encuentra su renacer, en el fragmento o poema que lleva el nombre de “Renacer Infinito”.

Un poemario inagotable que abre la puerta hacia la esperanza, inclusive en la perdida de las nociones, de la memoria,  de los elementos que nos explican y  compone este viaje que  hemos denominado vida. Transgrede sus compuertas y regresa vivo, altivo, para reencontrarse con su imaginario, con su voz.