Había una vez… un médico

Una mujer rememora un largo cuento narrado por su padre médico. Leía y comentaba con él, en su adolescencia, las épicas novelas de Salgari y al cumplir ella quince años el padre se propuso imaginar una continuación de las aventuras del Corsario Negro y Honorata de Wan Gould . Al relatar una saga no convencional, el padre la sorprendió al entrelazar las súbitas fiebres tercianas del corsario con descripciones de la medicina del siglo XVII. El barco que rescató a los jovenes transportaba al sabio Malpighi, gran microscopista de la época, forzado por las circunstancias de la medicina y sus propias vacilaciones a viajar a América para encontrar el árbol de la quina, supremo arcano del período. Y es justamente este medicamento, el "elegido de los dioses" , la única tabla de salvación para el enfermo, el que desatará la desesperación de Honorata y Malpighi y las maquinaciones de un obscuro personaje que librará un combate desigual contra el corsario. La quina, su historia y los viajes que su búsqueda propició en América a la que acudieron toda clase de científicos y aventureros, y el comercio espurio de la misma quedan implicitos en los comentarios, reflexiones, y conflictos que se suceden en el barco. En este relato se confunden las experiencias de un médico, la asediada belleza de Honorata y las desgracias del corsario con las mismas emociones de padre e hija en un solitario círculo de fascinación. Mi mayor agradecimiento a M. Borruel y C. Magre. P. Masé.