El laberinto de la dificultad
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Publisher Description
"¿Qué sale del taller de la existencia toda? Poca cosa. /Acerca el vino, que los bienes del mundo son poca cosa. /Unos cinco días tendrás de plazo en esta etapa. /Con gozo tranquilízate, que el tiempo es poca cosa. / Alma y corazón por el honor existen de hablar con el Amado. / El propósito es éste, o alma y corazón son poca cosa. /No aspires a la sombra del árbol Tuba ni del Loto, / ágil ciprés, presta atención, verás que es poca cosa. / La fortuna es aquella que sin exceso de dolor se alcanza. / Con esfuerzo y trabajo, el jardín del Edén es poca cosa. / A la orilla del mar de la aniquilación estamos, oh copera, / apura ya, que del labio a la boca es poca cosa. /Sé cauto, asceta, no te fíes del juego del orgullo: / la senda del cenobio a la taberna de los magos es poca cosa. / Quemado, dolido y débil, mi sufrimiento, al parecer, / no requiere palabras ni explicaciones tantas, que es poca cosa. / El nombre de Hafez es cifra de la buena fama, / mas, para el rend, la cifra entre ganancia y pérdida es poca cosa".
En estos relatos de Juan Alfredo Pinto se siente la presencia inequívoca de un oriente que hemos menospreciado por ignorancia los occidentales. Las suyas son historias que conectan aquello que nunca debió estar desconectado: las redes de la memoria, pero también de la sensibilidad son centrales en este libro. Los personajes de Pinto transitan por el mundo como si el viaje fuera algo consustancial a la especie humana.
Dichos personajes, propios de la picaresca popular latinoamericana –pensando en Bryce Echenique o en Osvaldo Soriano–, nos recuerdan que toda tradición bebe de fuentes ancestrales que a veces, por fortuna, se empeña en reconocer y en sincretizar. Así, un muchacho cantante venezolano termina entonando a Sinatra en un crucero, y asiste a la primera gran epidemia del siglo XXI; un empresario indio reflexiona sobre el sentido de quitarse la vida para que los demás descansen aunque siempre fracase en el intento o una mujer sucumbe ante el azul, su color favorito, mientras conoce el amor más puro en Taskent, Bujará, Samarcanda.
Los relatos de El laberinto de la dificultad están plagados de aromas, colores, geografías reales –e imaginadas–; de hermosas referencias a la poesía sufí o a los relatos de Las mil y una noche. Ninguno de ellos concluye nada, salvo que todos estamos en este taller de la existencia, como quiere Hafez, esperando milagros que no existen y aplazando lo único que importa: nuestra vida misma.