Gaviota

Si tan sólo pudieran mis palabras tu corazón tocar.
Hoy me presenté delante del mundo, con el alma desnuda en versos.
Hoy vengo frente a ti, que lees las palabras que recolecté, cual pequeña abeja del Abc.
Hoy quiero encender una fogata en ti, que despida luz y amor a este mundo tan lleno de penas y dolor.
Hoy te obsequio una parte de mi corazón en cada poema.
Hoy, cual Gaviota inquieta, alzó vuelo para otorgarte una canción, un verso y una flor, desde lo más profundo de mi corazón.
[Ruth Gaviota]
A veces hay seres oscuros que deambulan por nuestra existencia como viejos fantasmas atrapados por el destino en nuestra dimensión, y estos abundan en nuestra vida; a veces, muy raras veces, encontramos aquellos que llenan de luz su entornos, estos, aparecen “de repente” en nuestra vida y cuando lo hacen, si somos afortunados de lograr reconocerlos, nos transportan a dimensiones más allá de todo lo que jamás hemos esperado.
Y ese instante, personalmente, lo he encontrado en los versos de “Gaviota”. Una frase simple, y al mismo tiempo muy difícil de expresar, y esto, no por la falta de palabras o sensaciones, al contrario, debido precisamente a la abundancia de estas.
Entonces, el torbellino que agota los sentidos se convierte en algo complicado y al mismo tiempo hermoso; no encuentro otra forma de definir a Gaviota; un torbellino de “sensaciones” que se convierten en “no sensaciones”, un torbellino de palabras que, a veces, parecen solo palabras unidas al azar y otras, llenan los sentidos, hacen preguntas que no pueden ser contestadas o dan respuestas que no pueden ser cuestionadas, buscan un límite y al mismo tiempo abren horizontes que no tienen límites.
Esto, es lo que se encuentra leyendo a Gaviota, momentos que llenan espacios infinitos, oscuridad llena de luz, el contraste perfecto y a veces, imperfecto, leer sus versos es como conectarse con la representación teatral de los sentidos. Me gusta, simplemente, me gusta, y a veces me enoja si, simplemente me enoja, porque llega a llenarnos de imágenes el cerebro, más allá de los propios sentidos y esto, nos secuestra e invade, hasta íntimamente.
Hay que leerlo cien veces o quizá más y aún así siempre tendrá un porqué diferente.
[Claudio Valerio Gaetani]