Yo, gigol‪ó‬

Ricardo es un licenciado en medicina que años atrás cometió una grave imprudencia en su trabajo, motivo que supuso su inhabilitación de por vida para ejercer como médico, dedicándose posteriormente al cuidado y atención de personas dependientes. Una tarde, Rafael, el mejor amigo de Ricardo, le presenta a Juanjo, extravagante personaje que compagina su profesión de pescador con la elaboración de una especie de tesis obsesiva sobre el fin del mundo. Ricardo vive de alquiler quejándose del alto precio que abona mensualmente, y debido a que Juanjo vive solo y paga una hipoteca bastante elevada deciden compartir el piso de este último, frecuentado por cinco personajes más: Ernesto, “el Maqui” hacker informático, Salvador “el Salva” camarero de discoteca y traficante de droga al menudeo, Rafael, “Rafa” alcohólico consagrado, Manuel, “el Manu”; vago y pesimista, y Pascual, “el Paski” vendedor de seguros a puerta fría, los que también son protagonistas junto a un vecino que aparece esporádicamente; Víctor, “el vecino”, traficante de droga, éste a gran escala. Los personajes se complementan con Hermes Trismegisto, gato pardo propiedad de Juanjo que sufre las iras de su dueño cuando a éste le sale algo mal.
Al poco tiempo de convivir juntos, Ricardo sufre un incidente con la hija de un usuario al que cuida, de modo que es despedido. Cierto día acude a una entrevista con una empresa de su especialidad, la cual, tras su primer servicio resulta ser una tapadera de prostitución para satisfacer sexualmente a mujeres adineradas, empezando a partir de ese momento a realizar servicios de ese tipo. Por las circunstancias que sea, Ricardo lleva el delito en los genes, actitud que se agrava al ser abandonado por su pareja Paloma, adicta al sexo, así como por la compañía que últimamente frecuenta aquella casa, cúmulo de situaciones que le hacen perder la cabeza, consagrándose como ladrón de guante blanco y estafador, pero ante todo, en un oportunista, un gigoló autónomo que esporádicamente, aprovechando su cuidado físico, potencial sexual e inteligencia, no duda en desvalijar a sus víctimas.
Ricardo, especialista en situaciones surrealistas, deambula por diversos puntos de la geografía nacional y europea, suplantando y ejerciendo, según donde, las funciones de multimillonario, miembro de ETA, hippie, Ángel del Infierno…, así como encarnándose en algún que otro curioso personaje más; sacerdote, oncólogo, policía, escritor, vigilante de seguridad, empresario, narcotraficante…, ello para salir airoso de los líos en los que constantemente, por sí mismo o como por arte de magia, suele meterse, ello con un final inesperado.
Una historia moderna que critica y refleja la realidad de la vida, de la injusticia, el pensamiento colectivo y la descompensación de los derechos de las personas a la hora de su aplicación por los Poderes Públicos, ello a través de la vivencia personal de los personajes que la integran; unos “frikis”, como serían considerados por la mayoría de aquellos que formamos la actual sociedad.