Reformulación del orden mundial
El fin de una macro-etapa
Descripción editorial
Si el mundo en el siglo XX se orientó en el sentido del establecimiento, el mantenimiento y el restablecimiento del orden y generó instituciones gubernamentales, como la ONU, para este propósito, dejando en un segundo plano a la justicia internacional; el gran desafío del mundo del siglo XXI, dado fundamentalmente por la sociedad civil mundial, es llevar a cabo una tarea de reformulación del “pacto social”, orientado a la búsqueda de una compatibilización entre las demandas de justicia con el orden establecido.
Esta es la continuación y profundización de la obra de Luis DALLANEGRA PEDRAZA: “El Orden Mundial del siglo XXI”, 1998, en la que busca desarrollar una Teoría de las Relaciones Internacionales desde la perspectiva de los países que no tienen poder, que son más de los dos tercios de los Estados del planeta.
Los grandes cambios mundiales muestran que el Orden sigue la “dirección” del poder, concentrado en pocos. El sistema mundial opera como un “paralelogramo de fuerzas”, en el que los “vectores direccionadores” pueden estar compuestos por una fuerza, dos o varias, mientras que otras fuerzas sólo tienen capacidad de incidir, pero no de direccionar, y la gran mayoría, es “direccionada”, con una mínima capacidad de resistencia -aunque no todos se resisten, algunos se subordinan-. Estas fuerzas “direccionadoras” pueden ser Estados, actores transnacionales, empresas multinacionales, etc. A diferencia de sistemas internacionales anteriores, la novedad, es que el Estado-Nación, deja de ser el actor exclusivo y excluyente. Coincidentemente con el fin del sistema bipolar, se está llegando también al fin de una “macro-etapa”, que ha durado alrededor de 350 años, correspondiente al Estado-Nación. Este, ha entrado en declive desde hace años, perdiendo sus cualidades originales, y será reemplazado por otro tipo de Estado -status organizativo-.
La conformación del orden, depende de la configuración del poder (estructura del sistema mundial), a la vez que su modificación o desaparición, se sujeta a las variaciones en la estructura e incluso a los cambios tecnológicos. En el ámbito internacional no existen los procedimientos que se llevan a cabo al interior de un Estado-Nación. No hay elecciones, ni períodos de gobierno. El poder y los más poderosos son el factor decisivo para la configuración y el orden que tendrá el sistema mundial. El poder supera a los procedimientos. Es la estructura la que lo determina. El orden, depende del poder de policía, ejercido por los más poderosos siguiendo reglas impuestas por ellos de acuerdo con pautas estructurales, ya que no hay un “árbitro supremo” que pueda cumplir con esta función.