Daños a terceros

A ratos he probado el silencio. He sentido cómo cada energía se acomoda, vibra. Las cosas se mueven. En cada acto hay un efecto secundario; se nota porque nada se queda en su sitio, ni los cuadros, ni los muebles, ni los muertos que nos acompañan. Con cada acción impactamos al otro y a lo otro de forma indeleble. Nuestros actos nos atrapan irremediablemente. 

En Daños a terceros, a lo largo de 20 sucesos ficticios que pueden estar muy cerca de la realidad con la que nos topamos cada día, David Estopier explica la forma que está tomando el acontecer y el golpe accesorio implícito.