El Padre Nuestro y el Ave María comentados

El Padre Nuestro, llamado tradicionalmente en la Iglesia la “Oración del Señor”, porque fue la que Jesucristo nos enseñó, es una plegaria que todo cristiano reza varias veces al día. ¿Acaso no corremos el riesgo de hacer de la oración por excelencia una rutina, de desgastarla por un exceso de uso sin tener conciencia de su alcance y significado?


En la liturgia latina, al introducir el Padre Nuestro se dice algo muy importante: “nos atrevemos a decir: Padre Nuestro...” Llamar a Dios “Padre” significaría pues que tenemos su propia naturaleza y que ello se verifica en nuestras obras. Eso solo es posible gracias a que Jesucristo nos ha devuelto la dignidad de hijos.


Por nuestra parte, sería hasta irresponsable rezar el Padre Nuestro sin una plena conciencia de lo que estamos diciendo. El objetivo de esta obra es otorgarnos un conocimiento más profundo de la “Oración del Señor”, para poder rezar con conocimiento de causa esa oración esencial que no recibimos del Señor para convertirla en una rutina, sino como un espejo donde hemos de mirarnos cada día.


Otra oración diaria de todo cristiano católico es el Ave María. Esta plegaria tiene origen divino y origen eclesiástico. El ángel Gabriel e Isabel fueron los personajes inspirados por Dios. La Iglesia, asistida por el Espíritu Santo, completó aquella primera oración dirigida a Nuestra Señora.


Brevemente el doctor angélico, basándose en la Escritura, nos ofrece detalles interesantes sobre el Ave María que nos ayudarán sin duda a rezar con más provecho una oración que, como el Padre Nuestro, correría el riesgo de desgastarse si la rezamos de una forma rutinaria.