LOS RETOS DE FINANCIAR EL DESARROLLO EMPRESARIAL

Ante el dramático desafío de financiar en México el desarrollo empresarial –desde la perspectiva de la demanda– el autor, quien es uno de los más prestigiados economistas latinoamericanos, sostiene que las empresas, las instituciones y los instrumentos de política, tendrán éxito a largo plazo sólo en la medida en que se orienten para la satisfacción de las necesidades de los sujetos de la atención, sin que necesariamente se realice alguna transacción económica. Eso es lo que conceptualiza acertadamente como enfoque de demanda y afirma que su aplicación no se limita al ámbito de los negocios. Sustentado en cuatro décadas de experiencia en banca de desarrollo, destaca que, limitarse a financiar a las empresas –así se haga con eficiencia–, se queda miope con una visión del presente y, en consecuencia, de corto plazo; en tanto que financiar el desarrollo empresarial implica compartir, entre el financiero y el empresario, una misma visión de futuro y construirlo juntos. Esta es la verdadera misión de un banco de desarrollo; sin embargo, sostiene que no debe calificarse la promoción del desarrollo en función de lo que se logre en el corto plazo, porque así como hay altibajos, también hay percepciones contradictorias. Nos comparte su experiencia y convicción de que –tanto en las empresas como en las entidades gubernamentales– se tiende a confundir el interés patrimonial con el corporativo. Al gobierno se le ve como un monolito y está muy lejos de serlo; por ello se supone equivocadamente que, una vez definida la estructura de una entidad, su administración se dará en automático y, sin embargo, dentro del mismo gobierno, igual que en las corporaciones privadas, existen intereses encontrados. Se requiere un buen diseño institucional de la banca de desarrollo, desde luego, y eso debe incluir una clara y efectiva autonomía de gestión y una sana gobernabilidad, que la preserven de influencias contrarias a su propósito esencial.