Emanuél

Por amor a Dios y a todos sin excepción, empezar por decir a ustedes que éste libro, que hoy se presenta, lo escribió con uno y varios fines, el primero: la obediencia y otro de ellos: conducir a mis lectores hacia la verdadera fuente de la Palabra Divina, la Biblia o Dios.

Escribe un libro se me dijo por escrito y en la Biblia misma; sentí que era para m el mensaje. Entre sorprendida y asustada, volví a abrir la Sagrada Escritura, aparecí un segundo mensaje y as hasta completar un corto dialogo mental, en el que l orden y yo contestaba.. el cuál figura en las primeras paginas de éste volumen.

Me entregó a su escritura de mañana, noche o madrugada.

Cuatro veces escribí la historia del Pueblo de Dios, porque l as lo quiso y permití: una manuscrita, la segunda a máquina, la tercera en computadora y la cuarta: lo imprimé. Siempre puliendo y repuliendo lo ya escrito. Hubo momentos en que sentía un escalofrío o como hormigueo que recorra mi ser, lo perciba como aprobación. Aquello me daba ánimos para continuar.

Al principio pensé concretarme únicamente a las mujeres de la Santa Historia, pero me di cuenta que l cúlquera algo más.

Escribir la historia de tu Pueblo Padre, ayúdame.

Yo hablaba con el pensamiento. Investigué primero en la Sagrada Biblia, en amarillentos y empolvados libro viejos, toqué puertas, me introduje en el texto hasta su propia médula y la pluma corra por las hojas. Me adentré en la historia como supongo los pintores se introducen en el paisaje que pintan y hasta pueden percibir el perfume de las florecillas silvestres de su propio cuadro, o los escultores sienten los latidos de los cuerpos que modelan. No soy muy buena escribiendo, pero lo hice con tanto amor y fe y eso es lo que es esteste libro: un mensaje de amor y fe.

Graciela Padilla de Amador