El fruto prohibido
-
- 95,00 kr
-
- 95,00 kr
Publisher Description
Una novela gráfica que toda madre debería regalar a su hija, ¡y toda hija a su pareja! El cómic feminista sobre la historia cultural de la vulva (dejaos de vaginas) que está cambiando el mundo.
#VivaLaVulva
Cierta parte de la anatomía femenina ha suscitado a lo largo de la historia, y sigue suscitando, el interés digamos que «vivo» de ciertos representantes del género masculino. Pero... los más ilustres próceres no han dado pie con bola en milenios.
El fruto prohibido es una historia cultural de la vulva, desde la Biblia hasta Freud y más allá, pasando por los más variopintos padres de la Iglesia, pedagogos, sexólogos e incluso por famosos anuncios de tampones que, tras siglos y siglos de represión sexual, han seguido llenando nuestras cabezas de concepciones falsas sobre los genitales femeninos.
En siete capítulos, de manera desenfadada y lúcida, Liv Strömquist cuestiona la mirada del patriarcado al órgano sexual de las mujeres y denuncia los problemas que se siguen de ella. El fruto prohibido sorprende por la justicia y la claridad de su análisis, por el interesante manejo de conceptos políticos, científicos y sociológicos, por la gracia con la que confronta presente y pasado, por sus paralelismos sorprendentes y, sobre todo, por su humor omnipresente y vitriólico.
Críticas:
«Liv Strömquist es esa dibujante de las costumbres humanas que jamás irá con el freno de mano puesto. Con paso decidido y sin ningún tipo de dilación, es capaz de transformar teorías sociales avanzadas en viñetas diáfanas que además le dan a la indignación un contrapunto hilarante.»
Aftonbladet
«Un excelente cómic llegado de Suecia: feminista, cáustico, instructivo y terriblemente divertido.»
Time Out Paris
«Las partes íntimas de la mujer son un campo de batalla que ha sido explicado o bien en términos místicos o bien estigmatizándolo y reduciéndolo al tabú. Señoras y señores, Liv Strömquist ha llegado para cambiarlo.»
tip Berlin
«El cómic feminista que llama a la vulva por su nombre.»
Verne (El País)