Palacio del Libro

“Al partir, el reloj de la estación marcaba: September 11th. 7:37.

“En una esquina del repleto vagón un grupo de viejecillas, vestidas con anticuados abrigos, conversaban sobre algo, al parecer, horrible (“…sintió que se quedaba vestido de sangre, de cabellos y de uñas, de ojos y de piel, como si fueran un violento equipaje…).

“Los pasajeros lucían extenuados, sus rostros estaban demacrados, como si hubiesen vivido una pesadilla colectiva la noche anterior.

Desde su primera página, este volumen de relatos refleja algo amenazador y extraño que hace de J. F. Villagrán – ingeniero agrónomo de profesión y escritor por aburrimiento según sus propias palabras – un narrador singular.

Pareciera que el autor desarrolla estos relatos como temas de meditación sobre las fantasmagorías que invaden la psiquis de individuos que han sido destinados o expulsados a tierras que les son extrañas.

Una obra impar y sorprendente, impregnada de trágica dignidad.