Venciendo con la sangre del Cordero. El Poder de la circuncisión de Jesús

No se puede ignorar los principios omnipotentes de la sangre del cordero, el cual comenzó con la circuncisión de Jesús en el octavo día, después de haber nacido. Ese fue su primer derramamiento de sangre y lo estudiaremos profundamente en este libro.
Mi llamado es qué si el apóstol Pablo no lo pasó por alto y lo mencionó muchas veces, nosotros hoy más que nunca debemos creerlo con todo nuestro corazón, hasta que la plenitud de la redención alcance a millones; limpie y santifique nuestras vidas y los creyentes en la fe sean verdaderamente libres.
Esta revelación no anula los otros derramamientos, pero hay que reconocer que es el principio de manifestación redentiva eterna. Si la circuncisión de Abraham cambió la historia del planeta para que naciera el pueblo de Israel, ¿Cuánto más la circuncisión de Jesús el cordero de Gloria? Hoy de todo corazón y fe, recibimos esta palabra revelacional, con amor y humildad. Amén.
La iglesia de los primeros 300 años, creía radical-mente en el infinito poder de la sangre de Jesucristo. Ellos conocían la cultura de plataforma hebraica, la cual nació con Abraham y que desde los tiempos antiguos practicaban el poder de los sacrificios con sangre de animales y aves, dedicadas en altares al Eterno para ser liberados, bendecidos y sanados.
Esto era normal para el pueblo de la fe, por distintas verdades, creían en los sacrificios de sangre. Desde los patriarcas hasta Juan el Bautista, los hebreos conquista-ron todo practicando sacrificios de sangre. Al llegar Jesús, desde su inicio fue conocido como el Cordero de Dios, es decir, la perfecta ofrenda, el que vino a derramar sangre para redimirnos de toda obra de maldad.
La sangre de Jesús no solo nos limpia y limpió de todo pecado, sino también nos limpia de todas las obras de maldad. Al entender que, desde los tiempos antiguos, los padres de la fe creían radicalmente en el poder de la sangre de animales derramada en un altar, cuanto más hoy. Así como la iglesia de los primeros 300 años creían de todo corazón que esto era su estandarte, profetice y dé fe, ante todo.
Ninguno de nosotros podemos ignorar esta gran ver-dad bíblica, profética y de poder. “La sangre de Cristo tiene todo el poder" ellos vencieron ayer, nosotros conquistamos y también vencemos hoy.
Todo lo que se nos resista es y será derrotado siempre con la sangre del Cordero. Eso no es negociable y no lo podemos dudar.
Les quiero asegurar a todo el que lea este libro, que por 38 años he predicado el Evangelio del Reino de Dios y en todo ese tiempo he vivido muchas cosas. Le quiero anunciar que en cada ocasión que enfrento luchas espirituales, en las cuales creo, me cubro y aplico la sangre del Cordero; puedo observar milagrosamente que, hasta este momento, no ha habido nada en que fracase, ni aun en los asuntos más complicados. Todo ha sido derrotado por la fe en su nombre, aplicando la sangre del Cordero.