Una conejita, una gatita

Una pudorosa chica-conejo acompaña a una atlética chica-gato al gimnasio. Después de todo ese sudoroso y sano tiempo juntas, toca que la gatita sorprenda a la conejita al compartir la ducha como premio.

"Separamos nuestras bocas con la respiración agitada. Ella me miró y sonrió antes de hacer mi cabello tras la oreja.
—Tan linda, Bonn —jadeó—. Estaba celosísima porque el entrenadorzucho ese te miraba demasiado.
Me quedé de piedra, ¿Kate estaba celosa por mí? ¿La naranjosa Kate, que exudaba elegancia desde cada poro de su piel, celosa porque un macho se acercó a su amiga coneja, curvi y genérica? No podía ser cierto. Me sonrojé y me indigné entre sus brazos mientras ella me sostenía por las caderas.
—¿Es una broma? —puchereé—. De las dos, tú eres la guapa.
Kate se echó a reír, acariciándome del mentón y dándome un beso ligero.
—¡Ay, mi Bonnie…! —Besó mi boca profundamente y, aunque me exasperó su condescendencia, finalmente acabé por dejarme arrastrar por Kate y puse mis manos alrededor de sus caderas, igual que lo hacía ella conmigo mientras nos comíamos las bocas―. ¿Cómo podría alguien no fijarse en ti?"