After Dark
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Publisher Description
Murakami vuelve a deslumbrarnos con su estilo conciso, su sutil sentido del humor, su habilidad para construir tramas cautivadoras y escalofriantes, y su maestría para dar cuenta del escurridizo espíritu de nuestro tiempo.
Cerca ya de medianoche, en esas horas en que todo se vuelve dolorosamente nítido o angustiosamente desdibujado, Mari, sentada sola a la mesa de un bar-restaurante, se toma un café mientras lee. La interrumpe un joven músico, Takahashi, al que Mari ha visto una única vez, en una cita de su hermana Eri, modelo profesional. Ésta, mientras tanto, duerme en su habitación, sumida en un sueño «demasiado perfecto, demasiado puro». Mari ha perdido el último tren de vuelta a casa y piensa pasarse la noche leyendo en el restaurante; Takahashi se va a ensayar con su grupo, pero promete regresar antes del alba. Mari sufre una segunda interrupción: Kaoru, la encargada de un «hotel por horas», pide que le ayude con una prostituta china agredida por un cliente. Dan las doce. En la habitación donde Eri sigue sumida en una dulce inconsciencia, el televisor cobra vida y poco a poco empieza a distinguirse en la pantalla una imagen turbadora... pese a que el televisor no está enchufado.
PUBLISHERS WEEKLY
Murakami's 12th work of fiction is darkly entertaining and more novella than novel. Taking place over seven hours of a Tokyo night, it intercuts three loosely related stories, linked by Murakami's signature magical-realist absurd coincidences. When amateur trombonist and soon-to-be law student Tetsuya Takahashi walks into a late-night Denny's, he espies Mari Asai, 19, sitting by herself, and proceeds to talk himself back into her acquaintance. Tetsuya was once interested in plain Mari's gorgeous older sister, Eri, whom he courted, sort of, two summers previously. Murakami then cuts to Eri, asleep in what turns out to be some sort of menacing netherworld. Tetsuya leaves for overnight band practice, but soon a large, 30ish woman, Kaoru, comes into Denny's asking for Mari: Mari speaks Chinese, and Kaoru needs to speak to the Chinese prostitute who has just been badly beaten up in the nearby "love hotel" Kaoru manages. Murakami's omniscient looks at the lives of the sleeping Eri and the prostitute's assailant, a salaryman named Shirakawa, are sheer padding, but the probing, wonderfully improvisational dialogues Mari has with Tetsuya, Kaoru and a hotel worker named Korogi sustain the book until the ambiguous, mostly upbeat d nouement.