Viajes son los trapos

Empecé a viajar de grande y de carambola. Una amiga tenía un pasaje en business y me dijo: “Pagate el hotel, que yo cambio el ticket por dos asientos en turista“. Así, a los 41 años, mis zapatitos de princesa oso tocaron por primera vez Europa.
A partir de ese momento, solo o acompañado. Con amor o en búsqueda de él. Cada vez que pude, hice valijas. Durante una década, cámara en mano, me disfracé de Marco Polo. De Dora, la exploradora. Combiné aviones, bostecé aduanas, pagué hoteles y arrasé supermercados.
Una sola pedantería: escapar de la palabra turista. -Le rajo como a una venérea-. Intenté siempre ser viajero; transitar la vida local como si fuera propia.
Este es el mapa de mis íntimas carcajadas recorriendo Nueva York. Toda una paquetería. Retraté cuanto pude y a cada imagen le crucé una sentencia y al resultado lo bauticé: fotografía transtextual.
“Viajes son los trapos“ es la quinta publicación de DK Editor.