Baúl de telarañas

A lo largo de ocho años escribí estos textos que hoy decidí compartir. Por su título significan eso: un baúl de telarañas, de esas que se acumulan en los rincones más oscuros. Se encuentran dentro de un artefacto de almacenamiento. Para algunos podrá ser un objeto coleccionable, una pieza ornamental, o un trozo viejo de madera. Si decides abrirlo es porque sabes que puedes encontrarte con algo invaluable en su interior, sea por su antigüedad, por la historia que encierra o simplemente porque te sirve para algo. Entre más remuevas y profundices, las telarañas se vuelven más densas y pueden adherirse fácilmente a tu cuerpo. Disfruta envolverte en esta seda. Algunas veces puede volverse desagradable, en otras puede traer nostalgia o incluso evocar tristeza. Creer en lugares solitarios que pueden llegar a acumular algo, sea bueno o malo, ha sido para mí un medio de expresión y que hoy me permito sacudir de la mente.
El título del libro rompe con la costumbre de portar el nombre de un cuento contenido en este libro, sin embargo, desde mi opinión, induce al lector a pensar que este cuento debería tener mayor importancia que el resto; a todos les doy el mismo lugar dentro de este baúl y, por tal, decidí convertirlo en algo más genérico y simbólico que represente a todas y cada una de estas historias.
Sin alargar más y explicar de dónde surgen estos pensamientos, me quedo grabado en este libro acompañando al lector con estos cuentos.

Diego Enrique Hernández Negrete
Octubre de 2019