La Fiesta

Todas mis companeras de colegio querian pololear con alguno de estos revoltosos. Alucinaban con las historias de Mariana, que habia perdido su virginidad con uno de ellos en la tercera cita. Siempre llegaban en grupo y solo se relacionaban entre si. Cuidaban muy bien a las mujeres del lote, tomaban copetes caros, fumaban marihuana y se reian descaradamente de todos nosotros, mientras los mirabamos con envidia. Parecia un grupito de enfermos de felicidad y me la contagiaban cada vez que los veia. Mis amigas del colegio, las pocas buenas amigas que tenia, no querian que me acercara a los insurrectos. Ellas sabian que era peligroso y yo tenia la tendencia a asumir toda lucha por la libertad de lo que fuera. Ademas decian que no eran tan buena onda, porque el pololo de la Mariana la habia enganado muchas veces y que los otros hacian lo mismo. Pero la Mariana era una ninita tonta y soportaria cualquier cosa con tal de mantenerse en la boca de todos los companeros del liceo. Cada vez que ibamos al bano a fumarnos un cigarro, ella nos contaba todas las experiencias que vivia junto a su amado Pela'o. Mientras las demas escuchaban atentamente y suspiraban o reian o gritaban, yo sentia rabia ... Por que justo ella, la mas hueca del colegio, pudo contactarse con esa banda de provocadores que yo queria conocer. Ella, que jamas seria capaz de entender nada, que nunca sacrificaria ninguna de sus ridiculas posesiones convicciones. Yo no era asi. De hecho no era espectacularmente bonita como ella, pero era linda. Nunca me obsesiono mi cuerpo, no me parecia importante hacer dietas para parecer modelo de television. Mis preocupaciones estaban puestas en otro ambito de la vida. Desde nina se acumularon en mi mente tristes imagenes de television, noticias radiales, muchas revistas y musica de circulacion clandestina, que se referian a un golpe, a los militares en la Moneda, a falsos enfrentamientos, a gente muerta o presa o exiliada. Algo dentro de mi me empujaba a rebelarme frente a todo lo que veia. Yo queria la libertad de mi pueblo, queria castigar a los traidores. Queria cambiar el mundo y queria hacerlo con mis manos, pero no sabia como. Cada vez que Mariana iniciaba su rueda de prensa con las companeras, yo me quedaba en silencio. Todas preguntaban por los detalles de sus experiencias sexuales. La bonita se encargaba de contarlo todo, exagerando algunos episodios con evidentes efectos pirotecnicos. Nunca le pregunte nada, porque me daba pudor enterarme de las cosas que hacia con su pololo. El no tenia idea que iba ganando fama entre nosotras gracias a las infidencias de la flamante.